jueves, 12 de marzo de 2009

THE STOOGES.

                          Operación a corazón abierto a The Stooges                         

El mismo día que termine de leer “The Stooges. Combustión Espontánea. Un instante de eternidad y poder (1965-2007)” -Jaime Gonzalo 2008-. Me entere de la muerte de Ron Asheton a través de un artículo homenaje publicado en Ruta 66. Paradojas de la vida, durante la semana que me duro el libro nunca había sentido tan vivos a los hermanos Asheton y por supuesto al inmortal Pop. Ron Ashenton sentó las bases de los Stooges, o por lo menos se encargo de vestir con afilados cuchillos las guitarras asesinas de la única banda (con excepción de Lemmy y sus Motorhead) que se meo en el tópico de sexo, drogas y rock&roll.

             Ron Ashenton e Iggy Pop durante " El asesinato de la Virgen". Los Angeles 1974

Curioso, Ron fue la excepción de la manada Stooges al no incluir en su dieta diaria la heroína. Para muchos- incluido Ron- uno de los factores destructores del grupo. Iggy a muerto y resucitado infinidad de veces, tal vez porque nunca temió a la muerte. ¿Qué daño le podía causar que el ya no se hubiera hecho?.
La Iguana habrá llorado por su amigo. Con el paso de las décadas no le quedo más remedio que regresar a las vibraciones de los hermanos Asheton. “Nunca he dejado de ser un Stooge” declaro a propósito de la vuelta del grupo. Por otro lado los Asheton sin la fuerza de Pop se disolvieron en el desagradecido mundo del rock.
Unas cuantas reuniones y la aparición de un disco mediocre pusieron a los Stooges en el olimpo de las masas. Iggy nunca dejó de follarse a si mismo, ahora de nuevo lo haría juntos sus fieles ayudantes. Poco ha durado la nueva aventura de los sexagenarios, como si de una maldición propia del diablo se tratara, el destino no ha permitido que los Stooges se conviertan en una banda de feria. Lastima que para evitarlo haya caído una de las guitarras más influyentes de todos los tiempos.
                                        Iggy Pop: El cuerpo que sodomizo el Rock&Roll

Hay dos formas de entender a los Stooges y si mezclas ambas puedes sentir el poder de un tiempo único. Aquel donde el rock era peligroso, era sangre.
Primero escucha sus discos -los tres oficiales son suficientes- luego combínalo con el libro “Combustión Espontánea” de Jaime Gonzalo. El documento más cruel, salvaje y doloroso que jamás se ha escrito sobre una banda de rock. El resultado es incontestable y solo puedes acabar dando la razón a las palabras de Iggy Pop: “No es que estuviéramos por delante de nuestra época, es que todos los demás estaban por detrás”

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